Fui un martes y el lugar lleno, no me imagino el viernes, pensé, debe estar bien! pero al probar el Ceviche de Atún, y el pastel de Chocolate con Chile Poblano, Waw!!! entendi el por que de tantos comensales!!!
Las 4 veces que he ido, la experiencia ha sido
excelente. El lugar es super relajado y la comida
es deliciosa. La idea de deconstruir los platillos y
que le den un toque muy gourmet a la comida
mexicana lo hace divertidisimo y te asegura que
vas a comer delicioso. El servicio no es para ir a
comer en 30 minutos, porque ademas pertenece
al movimiento Slow Food. Todo lo que pidan es
delicioso y el menu cambia por temporada.
Hay que tener un poco de paciencia por
el servicio, pero los alimentos valen la
pena. La sopa de tortilla, los tacos de
camarón, el atún con chile y el postre
de chocolate con helado de vainilla es
garantía!! Regresaría sin pensarlo.