Gabriela Solis
gabriela.solis@queremoscomer.com
La Tecla, restaurante con historia e innovación mexicana. La Roma es una de las colonias más trendy de la Ciudad, lo que es a la vez una fortaleza y una debilidad: siempre hay opciones nuevas de comida para probar, pero la existencia de los lugares suele ser breve. Por eso, un restaurante que se ha mantenido ahí por 22 años incentiva nuestra curiosidad: ¿cuál es el secreto de la permanencia de La Tecla? Nos dimos una vuelta para descubrirlo.
Nos recibió Carmen Ocejo, dueña del lugar, quien nos dio la primera pista al explicarnos que el concepto de La Tecla es cocina mexicana con un toque gourmet. Se trabaja con sabores familiares, fijos en el gusto y la memoria de la mayoría de los mexicanos, pero buscando el giro de alta cocina que pueda reinventar un platillo sin perder su esencia.
Un buen ejemplo de ello son las entradas: ¿qué es más mexicano que el chile? Probablemente nada, pero en La Tecla, en vez de darte una ollita de salsa, te abren el apetito con un platillo de bienvenida: una croqueta de tres chiles montada en guacamole.
Croquetas de tres chiles
Lo que viene a continuación es uno de los platillos estrella de La Tecla: las tostadas de perejil frito. Ahí radica otro de los trucos del restaurante, el hacer de algo aparentemente sencillo un agasajo para el paladar, por su combinación de sabores familiares muy mexicanos. Las tostadas, hechas con tortilla de harina tienen además una cama de frijol, guacamole y están espolvoreadas con queso de cabra y claro está, perejil.
Tostadas de perejil frito
Luego vinieron un par de combinaciones que también nos sorprendieron: higos con queso de cabra y jamón serrano y flores de calabaza rellenas de queso con nuez sobre una cama de chipotle.
Higo con queso de cabra y jamón serrano
Sin embargo, el platillo más singular estaba por llegar: el fetuccini con mole. Carmen nos relata que tomó la idea de una comida que hacía su mamá y cuyos sabores siempre eran impresionantes para el paladar, justo como lo es esta receta hecha con mole poblano artesanal, que combina lo mejor de dos cocinas.
Fetuccini con mole
El plato fuerte en realidad fueron dos: el atún sellado con ajonjolí negro y caramelizado en salsa de soya y frambuesa y el braseado de Short Rib con puré de papa al ajo rostizado. Aunque el atún fue memorable, para el Short Rib nos faltan palabras: la minuciosa cocción de 12 horas por la que pasa se saborea en cada bocado. Éste último platillo forma parte de la sección “Innovaciones”, donde también puedes encontrar opciones como láminas de aguacate con salteado de camarón y mayonesa de chipotle y risotto de cuitlacoche con rajas y elote.
No hay comida completa sin postre, y en este caso tuvimos oportunidad de probar dos bastante distintos: la nieve de yerbabuena, súper digestiva y ligera, y un pastelillo de chocolate, de esos que cuando haces el primer corte el chocolate derretido sale del pan, como un postre dentro de otro postre y que en ambos casos no puedes parar de comer.
Helado de yerbabuena
Pastelillo de chocolate
SSAM: Epicentro de Innovación Gastronómica en Guadalajara. De la Mesa Coreana a Vía Santa Fe
El arte de comer hamburguesas
Festival de asados y parrillas por primera vez en CDMX.
Necesitas estar registrado para utilizar este servicio.