Quiero responsabilizar al equipo de Rojo Bistrot, de haber arruinado la conversación que sostenía con mi novia antes de cenar, simplemente no podíamos dejar de probar las delicias que este rinconcito de Francia ofrece, es un lugar sumamente íntimo y ampliamente recomendable en todo sentido.
La comida en efecto es muy buena pero el servicio deja mucho que desear.
Conozco éste lugar de años y esa era la razón por la que quise regresar el jueves pasado a cenar con mi familia. La hostess nos "recibió" como haciéndonos el favor y casi nos pone a cenar en la calle si no es porque obviamente nos fuimos del lugar. Entiendo que se necesite reservación y no tengo objeción con eso pero si la hostess hubiera sido más amable o mínimo servicial nos hubíeramos quedado pero tuvo una actitud sumamente pedante. ¡LÁSTIMA DE COCINA! (porque vaya que es buena).
Ojalá mejoren el servicio pronto.
Como casi todos los restaurantes de la condesa, aparentan lo que no son, la comida es mediocre pero lo peor son sus meseros y las tipas que dan mesa, pedi la hamburguesa de sirloin y estaba cruda, los vinos son chafas pero te los venden como de lo mejor y caros, no lo recomiendo