Quizá por curiosidad más que por convicción, bebí mi primer sake en algún restaurante de la Ciudad de México, hace ya algunos años; sin comprender si quiera el significado y trascendencia que esta bebida milenaria representa para los japoneses.
Fue hasta que tiempo después recorriendo el país del sol naciente, que conocí el antiguo ritual de servir el sake y la serie de elementos que lo rodean. Los japoneses siempre tan propios con sus maneras y costumbres, no podían dejarlas de lado en lo que concierne a la bebida nacional. Muestra de ello es servir los vasos de los acompañantes antes que el propio, como símbolo de respeto, amistad y gratitud, para brindar diciendo kampai.
Considerado como la bebida de los dioses, se almacena en coloridos barriles alusivos a la casa productora y ciudad de procedencia. Ya que según la región de la que proviene el agua con la que se elabora, varia en sabor y densidad. Estos barriles se rompen con una especie de martillo de madera durante festivales, triunfos deportivos y ceremonias sintoístas.
El sake empleado para estos acontecimientos se llama iwa-zake es decir sake de celebración. Por ejemplo en las bodas, los novios golpean el barril al mismo tiempo para liberar la buena fortuna, y acostumbran servirlo en el tradicional recipiente cuadrado de madera de cedro conocido como masu.
En Koyama Shuzo, la única destilería que continua operando en la ciudad de Tokio desde 1878, fue posible conocer el proceso de elaboración. El cual es diferente al originalmente usado en los inicios de su historia, gracias a una enzima natural –koji- que facilita la fermentación y la cual se emplea desde hace siglos. Pero lo importante radica en saber que el sake es una bebida alcohólica, básicamente elaborada de agua, arroz blanco hervido y fermentado.
El de mejor calidad se llama Junmai y es elaborado 100% de arroz puro –hay otro al que se le adiciona alcohol conocido como Gingoshu-. Siempre el más especial es aquel que se obtiene en la primera presión de los granos una vez que éstos empiezan a destilar sus jugos.
El sake es ligero, fresco, con un sabor claro y algo floral; su variedad puede ser dulce, medio y seco. El sake fino siempre se bebe frío, y para algunas otras variedades hay quien por gusto personal o moda lo prefieren caliente. La manera tradicional de llevarlo a la mesa es un recipiente de cerámica y pequeñas tazas. Pero por practicidad y comercialización también está disponible en botellas de vidrio. En tu próxima comida o cena, en un restaurante de
comida japonesa , no te pierdas la oportunidad de saborear esta milenaria bebida con tus alimentos. Pero eso sí, nunca se sirve con platillos de arroz.
En queremoscomer.rest te sugerimos los siguientes restaurantes para probar sake:
Nick SanAsiaNagaoka