Confección de platillos, elaboración de cartas o menús, clases de cocina por televisión, realización de festivales, apertura de restaurantes como empresaria, publicación de libros son apenas algunas de las actividades escritas en el amplio currículum vitae de Mónica Patiño, quien como futuro proyecto tiene el deseo de inaugurar su propio hotel-spa en alguna de las playas de México, con la peculiaridad de ofrecer comida orgánica teniendo su propia hortaliza y así utilizar productos frescos de la zona en su cocina.
Como buena comunicadora de la gastronomía sea mexicana, tibetana, italiana, marroquí es decir, sin importar origen, Mónica Patiño siempre tiene presente a su comensal como punto de referencia para cualquiera de sus preparaciones, ella nos explica que en la era de la globalización nunca los paladares son los mismos, así por ejemplo un helado servido para el público estadounidense tendrá mas sabor dulce que para un mexicano como también un platillo picoso lo será menor en la ciudad que en la playa, debido a que en esta ultima el estrés es mínimo y el estómago sufre menos con irritantes.
Una pieza hindú como regalo es suficiente motivo para que esta chef con 25 años de experiencia realice algún evento gastronómico para beneplácito de sus amigos y asiduos comensales. Precisamente, son amigos y comensales quienes siempre le han dado tópicos de investigación, y por tanto, no deja de tener tema para efectuar algún festival enriqueciendo a este ámbito.
Para alguien cuya herramienta de trabajo han sido los alimentos, igualmente le ha sido de gran aliciente la intercomunicación “He observado que en la vida no hay nada como la retroalimentación en el placer por lo que se hace día con día. El trabajo de cada persona no debe ser una obligación sino su forma de vivir para poder transmitir su conocimiento beneficiando así a los demás”. De esta manera Mónica nos indica que el detalle decorativo del diario acontecer es el gusto, no solo como sentido, sino también como oficio. NÁOS